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¿De qué trata el síndrome del intestino irritable?
Según la Dra. Isabel Belaustegui, médico especialista en Anatomía Patológica, experta en Nutrición y Máster en Terapia Neural.
Es la inflamación e irritación del colon que afecta a un alto porcentaje de la población, la cual no permite tener una buena calidad de vida. Conociendo y entendiendo su procedencia podremos saber cuáles son los mecanismos necesarios para aliviar el malestar que lo causa, y a su vez, hacer cambios en los hábitos de alimentación y de vida en general.
¿Qué es el síndrome de intestino irritable?
Es un trastorno funcional del aparato digestivo. Sus síntomas básicos son: cólicos, dolor abdominal, gases y alteraciones en el ritmo intestinal; estreñimiento, diarrea, o ambos inclusive. Un porcentaje considerable de la población se ve afectada por este síndrome.
Esta enfermedad se diagnostica por los síntomas. Sin embargo, algunos especialistas a la hora de diagnosticar, tienden a decirle al paciente que no tiene nada, porque no hay ninguna alteración en las pruebas funcionales, pero sí hay una alteración funcional del aparato digestivo.
Se trata de una enfermedad recurrente que cursa con periodos asintomáticos normales y recaídas periódicas, repercutiendo en la calidad de vida y bienestar de quien lo padece. Quienes sufren de intestino irritable tienen peor calidad de vida que las que padecen migraña, diabetes o asma. El síndrome de intestino irritable no se considera una enfermedad grave porque no presume una amenaza, pero limita tranquilidad y el bienestar en general.
¿De dónde se conoce esta enfermedad?
Hipócrates el padre de la Medicina, en el siglo V antes de Cristo, fue quien la reseñó y la describió con los tres síntomas característicos: dolores abdominales, meteorismo y alteraciones en el ritmo intestinal. Este es el dato significativo que define el síndrome de intestino irritable: la alteración y la irregularidad en el ritmo intestinal.
Desafortunadamente algunos criterios de diagnóstico no sirven para entender muy bien el trasfondo y así lograr un tratamiento eficaz que conduzca al origen de la enfermedad, lo que hacen los médicos es aliviar los síntomas con tratamientos antiespasmódicos, analgésicos, laxantes y antidiarreicos.
Lo ideal sería poder conocer y entender esta enfermedad para brindar un tratamiento efectivo dirigido al origen y, de esta manera, curar y mejorar esta condición, incluso asesorando al paciente para que cambie sus hábitos de vida.
Causas que influyen en el síndrome
El síndrome de colon irritable es una alteración del aparato digestivo en el cual están implicados varios factores como la alimentación, la microbiota o flora intestinal, las infecciones, el sistema nervioso del aparato digestivo (por un mecanismo de hipersensibilidad visceral), la inflamación, el estrés y factores sicosociales.
Seis puntos para un tratamiento integral
Recomendado por la Dra. Isabel Belaustegui.
1.- Alimentación:
Es importante que la persona que padece este síndrome pueda detectar si hay algún grado de sensibilidad, intolerancia o alergia a ciertos alimentos como: leche, trigo, mariscos, huevos, frutos secos, pescados y soya.
Para hacer este diagnóstico, se puede hacer una dieta de exclusión. Ejemplo: sacar de la dieta durante días el alimento del que se sospecha que produce una reacción adversa, comprobar si hay mejoría y volver a comer el alimento. Luego, comprobar si reaparecen los síntomas.
Esto nos señala cual alimento está relacionado. Se pueden hacer pruebas de laboratorio, ejemplo: si queremos saber que hay una intolerancia a la lactosa, se puede hacer un test del aliento, o un test de encimoinmune análisis por absorción en sangre, para determinados alimentos de los que se sospeche la intolerancia.
¿Qué dieta es recomendable?
El tratamiento integral del síndrome incluye, sin duda, cambios en la dieta. Lo ideal es hacer una dieta de tipo ancestral, alimentos naturales no procesados, libres de pesticidas. Preferiblemente alimentos de producción ecológica.
Una dieta libre de grasas saturadas, con más fibra. Un contenido elevado de fibra en la dieta mejora el tránsito intestinal y contribuye a mantener el equilibrio de la flora, mejorando los síntomas del intestino irritable, el aporte de fibra es recomendable puesto que favorece las bacterias intestinales sanas y además ayuda a la formación de las heces y a su vez, a un buen tránsito intestinal. Es importante hacer una dieta libre de herbicidas y pesticidas ya que estos tóxicos producen irritación a la mucosa y daño a la flora intestinal.
Hay que revisar cómo se está llevando a cabo la masticación: se debe tomar tiempo para comer, masticar y ensalivar bien los alimentos, porque la digestión empieza en la boca y debemos facilitar a nuestro aparato digestivo todo el proceso.
Un aspecto muy importante es el aporte de enzimas digestivas, si es necesario, porque, por un agotamiento del páncreas o por la atrofia de la mucosa intestinal que da una baja señal de simulación para la secreción de enzimas por el páncreas puede haber un proceso lento de la digestión. Si es necesario se puede aportar un suplemento de enzimas puntualmente, que va a ayudar mucho en estos casos.
Otro tema es el ph del estómago. Por cuestiones biológicas, con la edad declina la secreción de ácido clorhídrico en el estómago, y por cuestiones de uso y abuso de fármacos, como los mal llamados protectores gástricos, que nos dan una falsa sensación de seguridad y lo que hacen es inhibir la secreción de ácido clorhídrico que es imprescindible para la buena digestión de los alimentos, incluso para el buen desarrollo de la flora intestinal. El uso de estos fármacos debe ser razonable y cuando sea estrictamente necesario.
2.- Estrés:
La Dra. Isabel Belaustegui explica detalladamente esta condición
Las personas con síndrome de intestino irritable son propensas a padecer alteración de la microbiota de la flora intestinal, con un desequilibrio: mayor cantidad de flora del tipo anaeróbico y una menor cantidad de bacterias del tipo lactobacilos y difidobacterium.
Esto es importante porque está relacionado con procesos de fermentación que se asocian con el desarrollo de gases, de distensión, de hinchazón abdominal y dolor. Aquí entra en juego el tercer factor relacionado con las causas de este síndrome, que es, las infecciones intestinales.
Hasta 30 por ciento de las personas con este síndrome debutan con una infección intestinal, lo que esta mediado por el desequilibrio en la flora intestinal y además por un proceso de inflamación en la mucosa por el daño que causan esos agentes patógenos, produciendo alteraciones en el sistema nervioso de la pared intestinal que favorece la hipersensibilidad visceral.
El sistema nervioso del aparato digestivo es el segundo cerebro encargado de controlar todo el proceso de la digestión, detecta nutrientes, hay sensores del sabor dulce a lo largo de la pared del tubo digestivo y esto tiene que ver con la secreción de insulina cuando comemos alimentos dulces.
Este segundo cerebro controla que se lleve a cabo la digestión, que tenga una correcta motilidad, y correcta presión a lo largo de la pared del tubo digestivo. Además, está conectado directamente con el cerebro superior a través del llamado eje entérico cerebral.
Clínicamente se sabe que el estrés y las emociones afectan a las personas con síndrome de colon irritable. Por técnicas de imagen se ha observado que hay cambios funcionales en este eje que conecta el cerebro con el intestino y hace que las personas con esta patología tengan una mayor sensibilidad a los cambios emocionales y estado de ánimo. Se ha comprobado que tienen el nivel de serotonina más alto que quienes no lo padecen.
Los niveles altos de serotonina tienen que ver con un vaciamiento gástrico acelerado, una mayor motilidad del intestino, un tránsito más acelerado a través del tubo digestivo y una mayor predisposición a las diarreas. Y también se han constatado niveles más altos de serotonina después de la ingesta de comida.
Estos niveles altos de serotonina, un neurotransmisor característico del sistema nervioso, produce una aceleración del vaciamiento gástrico y con ello un tránsito acelerado del alimento a través del tubo digestivo, así como una mayor percepción del dolor.
El estrés es un factor clave en el desarrollo de este síndrome de intestino irritable, durante siglos se consideró que este síndrome era una respuesta nerviosa ante situaciones de estrés y trastornos como la ansiedad y la depresión.
Se sabe que este síndrome se da con más frecuencia en personas que padecen algún tipo de abuso emocional, físico o sexual, factores de vulnerabilidad que hacen que la persona sea más reactiva ante el estrés.
El síndrome se manifiesta como una respuesta de incapacidad para cortar la reactividad al estrés, se ha observado niveles más altos de cortisol en la orina o saliva como muestra de un estrés crónico.
El síndrome de intestino irritable representa un desequilibrio global en el aparato digestivo en todos sus niveles, por eso el tratamiento más efectivo será el que contemple todos los factores: físicos, mentales y emocionales.
3.- Suplementos nutricionales:
La vitamina D juega un papel importante en el tratamiento. Se recomienda hacer una valoración de los niveles de vitamina D, porque esta vitamina guarda una relación inversa con el síndrome de colon irritable, es decir, a niveles bajos de vitamina D, mayores son las molestias. Un alto porcentaje de la población tiene los niveles de esta vitamina por debajo de lo saludable.
La vitamina D tiene un efecto epigenético. Se ha observado que los marcadores genéticos de síndrome son modulados por la vitamina D. Además de conocer los valores en sangre de esta vitamina, es necesario hacer una dieta que aporte alimentos ricos en la misma, como pescado azul, huevo y setas ecológicas. Además, tomar sol, ejercicio físico y, si es necesario, tomar algún suplemento de vitamina D.
También ayudan los suplementos de fibra. Lo mejor es optar por fuentes de fibras solubles como el psilium ecológico, que ayuda en la formación de las heces y tiene un efecto adaptógeno, o sea que se va adaptar a las condiciones y necesidades. El psilium ayuda tanto a las personas que padecen estreñimiento como a las que tienen diarrea, reduciendo la frecuencia de las deposiciones.
Suplementos de prebióticos: El alimento de la flora intestinal, idealmente los fructolidos sacáridos, y suplementos de probióticos, bacterias sanas para ayudar a recuperar el equilibrio de la flora intestinal, lactobacilos y difidobacterium.
Los probióticos ayudan a que mejore el meteorismo, los gases, van a contribuir a un mejor equilibrio de la flora intestinal y esto está en el origen del síndrome, o sea que va a ayudar a cuidar la enfermedad. También los probióticos favorecen un buen desarrollo de la función inmunitaria con un control global de la inflamación intestinal.
Otros suplementos que se pueden utilizar son los minerales como el calcio por su efecto astringente, y el magnesio por su efecto laxante.
4.- Plantas medicinales:
La fitoterapia o el uso de plantas con propiedades medicinales, en este caso es muy útil. Por ejemplo, la menta. El aceite de menta tiene un efecto antiespasmódico y ayuda a calmar el dolor abdominal. El hinojo, además de calmante ayuda a mejorar los gases; también el áloe, es un laxante útil pero hay que tener cuidado porque el uso prolongado genera dependencia, se debe utilizar en periodos cortos.
5.- Actividad física:
La actividad física como caminar, natación, yoga etc., ayudan a modular la flora intestinal, favorece la sensación de bienestar, bajando los niveles de estrés y coadyuvando a calmar los sentimientos de depresión, angustia y ansiedad.
6.- Técnicas Especiales:
Un método terapéutico muy usado en estos casos es la práctica de técnicas manuales como la osteopatía (Método de tratamiento de las enfermedades que se basa en los masajes y la manipulación de las articulaciones). Se ha comprobado que tiene un efecto muy positivo de alivio en las personas que sufren el síndrome, por la liberación de tensión en los puntos relacionados con el campo intestinal.
Otras técnicas efectivas son las de cuerpo-mente. Estas técnicas tienen que ver con las emociones y el estrés. Debemos trabajar las emociones a través de la respiración, la relajación, la meditación, la liberación emocional EFT y coherencia cardíaca. Son aspectos muy útiles, porque el intestino irritable es vulnerable a todo tipo de conflictos emocionales y sicosociales.
Desde Cuidando Nuestra Salud deseamos que esta información sea de utilidad para quienes padecen esta enfermedad. Esperamos que les ayude a mejorar su condición física y sobre todo a tener una buena calidad de vida.